tag:blogger.com,1999:blog-222372452024-03-14T03:16:15.038-08:00CARTAS ABIERTASCome and SeeCorsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.comBlogger98125tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-30771786832415726132012-03-01T09:21:00.001-09:002012-03-01T09:27:38.409-09:00Sabor Amargo.<div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">¿Qué ocurre? No lo sé, desde hace unos días duermo fatal, y eso que antes me llegaban con unas doce horas, ahora, no paso de cuatro; y a las 1400, como un reloj, me quedo frito en el coche.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Pero el tema, es quién es capaz de conciliar el sueño. ¿Quién tiene arrestos, por no decir cojones, de dormir toda la noche, y no despertarse sobresaltado, como cuando una bomba de un mortero traicionero te despierta a media vela en la madrugada fría? Algo así, pero sin tanto bombo y platillo, más sutilmente, pero igual de malo y perjudicial. La falta de sueño y descanso es malo, ya lo dicen los psicólogos, y en España, otra cosa no habrá, pero parados y psicólogos hay a patatas.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Ayer estuve en un lugar lúgubre, aunque a mí, me resultó bueno, fresco y liberador. Pero antes de contarles el final, creo que es mejor empezar por el principio. Y el principio es una pequeña cuestión:</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">¿Cuántos de ustedes han estado en un hospital de campaña en Afganistán, Irak o la Ex Yugoslavia? Vale, pueden bajar las manos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">¿Cuántos de ustedes han estado en campos de refugiados, perteneciendo a alguna ONG o por su cuenta, como periodistas, voluntarios, inspectores de la ONU/cualquier organización de la misma, o simplemente por accidente? Ok., pueden bajar también las manos.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Sí, sí no me olvido. ¿Cuántos han estado en hospitales de campaña de la Armada en catástrofes naturales como durante el huracán Mitch, o el terremoto de Haití, etc.…? </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Gracias, listo. </span></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq9fv-iqgHGUfmmbZrYlEa9ZsvsN36SfBgsP3cQkyaH4BD7RRFcGZPfkLgikB0QAGHpJtldsoLEoSZ5EafpU732Gi7C7iJEnVolxT3OmhRWcMLHebeJ29D7CkuOabexkjktga4sQ/s1600/cigar,+Sara+SaudKovad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="308" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq9fv-iqgHGUfmmbZrYlEa9ZsvsN36SfBgsP3cQkyaH4BD7RRFcGZPfkLgikB0QAGHpJtldsoLEoSZ5EafpU732Gi7C7iJEnVolxT3OmhRWcMLHebeJ29D7CkuOabexkjktga4sQ/s320/cigar,+Sara+SaudKovad.jpg" width="320" /></a></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: center; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-size: xx-small;"><strong>Cigar, Sara Saudek</strong></span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Ahora, por experimentar, cierren los ojos, no piensen en nada, y a todos aquellos que hemos estado en alguno de esos puntos alguna vez en la vida; nos habrá venido un regusto amargo a la boca. No, no lo intente sacar con chocolate o chorizo; el café tampoco sirve, se lo digo porque lo estoy intentando. Es así, no sale, ese agrio regusto es el sabor de la muerte. Y la muerte, jodida compañera, es como una ruleta sin trucar: nunca sabes el número en que va a caer.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Los que nunca hayan estado en esa situación, si cierran los ojos, también lo sentirán,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pero no tengan miedo… no teman lo que no se puede evitar.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Ayer, les decía: estuve en un lugar lúgubre, aunque a mí, se me hizo un lugar estupendo, porque aunque sentí ese amargo sabor en la boca, no era el mío ni el de los míos, y juro por Dios, y el que me conoce lo sabe, daría los dedos de mi mano, y diez años de mi primera vida, porque nadie tuviera que saborearlo jamás. Pero así es la vida. Ayer, en el oncológico, vencimos. Tal vez, otro día perdamos, pero ayer no. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: Calibri;">Sentí ese amargo sabor. Y lloré en el baño de mi casa, porque ahora, jubilado y viejo, se me saltan las lágrimas con facilidad. Ya no hay debilidad en el llorar, ahora me honro de y en contarlo. Sentí ese amargo sabor que no era nuestro, y que Dios me perdone, sentí, egoístamente, alivio.</span></span><br />
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<span style="font-family: Calibri; font-size: x-small;"><strong><em>Esta historia no es mía, es de Sh., cota 6-8</em></strong></span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-25408212886303874502012-02-06T01:25:00.001-09:002012-02-06T01:29:37.279-09:00La primera en la frente.<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Atrás, no hace más de un mes y algo, comíamos las uvas con excitación y entusiasmo, y los ojos puestos en ese mágico año 2012 que asomaba por el albor de la noche.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">¡Mierda! Albor de la noche, casi una antítesis; algo así como esta perra vida que nos toca vivir. A unos desde el paro, a otros desde la lejanía, a otros desde la enfermedad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">He visto a lo largo de mi, ya, dilatada vida, también ano, muchas terribles y horribles, e insensibles cosas. Imagénes que retengo en las retinas y queman como la lejía; un dolor que solamente calma, la visión y el recuerdo de otras imágenes más agradables: la aurora boreal, la mar montañosa, los fiordos en invierno, las tormentas de arena de Fujairah... Pipeline y sus bellezas nativas bailando a un escaso palmo de mi cara...</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">Sí, he visto, olido y saboreado un par de vidas, al menos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">El 31 de este mes, sin embargo, me pasó algo que nunca había sentido antes, por lo menos con tanta intensidad. Una bofetada, de esas que se dan con la mano abierta y eres no sólo capaz de contar cada dedo, sino cada surco de la mano que te golpea. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">Mi hermana tiene cáncer. Y de los gordos, ha dicho el cirujano. Y yo que he ganado dinero, y me lo he gastado en borracheras y forniqueos. Que me he casado con la vida y la muerte otras tantas veces, he sentido esa bofetada, como siente el recluta su primer bramido de humillación: en el pecho y a bocajarro.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">La primera en la frente, pienso, mientras bebo a estas horas un licor de malta, para ahogar la acidez que me producen los pensamientos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;">Mañana, tal vez más.... porque la miseria cuando entra se abre camino como una rata hambrienta. Pero cuidado, somos familia pobre y honrada, y moriremos luchando. ¡Vive Dios!</span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-1144182384957107522011-07-11T00:44:00.000-08:002011-07-11T00:44:59.601-08:00Punto de Prima (Preámbulo)<div style="text-align: right;"><strong><em>"<span style="font-size: xx-small;">La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren"</span></em></strong></div><div style="text-align: right;"><span style="font-size: xx-small;"><strong><em>Edmundo de Amicis.</em></strong></span></div><div style="text-align: right;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La noche se avecina tarde e impía. El viento sopla fuerte del "nordes", que según los resabidos viejos del lugar, trae lluvias. El viento es frío, no me cabe la menor duda. Es una noche poco afortunada.</div><div style="text-align: justify;">Ya sonaron las cornetas, las siete, y alguna más. Y el alabardero se recuesta entre el socaire de una estanca, en busca de refugio. Entreabre los ojos, los achina, y los cierra, cada vez que le golpea el viento, que como cinco dedos de una mano, le abofetéan las mejillas.</div><div style="text-align: justify;">Sobre el atril curtido en costurones y cicatrices, donde se leen cien leyendas, que como surcos y aros, dan edad y nombre a ese trozo de madera, se posa una suerte de papeles que revolotean, queriendo salir libres como gorriones molineros, en favor del viento.</div><div style="text-align: justify;">Prima, buen punto para un alabardero, aunque la noche se presagie larga e inmisericorde.</div><div style="text-align: justify;">Ahora, a las veintidos treinta, comienza capilla, pica en mano.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><strong>Saludos Cota 19.</strong></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-47860763014627085842011-07-06T05:03:00.001-08:002011-07-06T05:06:48.724-08:00Antes del Parte Retreta.<div style="text-align: justify;">En fin, un día más, pensé mientras me agarraba los machos, y apretaba los atalajes, en un agujero mal cabado de una duna.</div><div style="text-align: justify;">Hacía seis meses, ayer, le dije al Maestro Armero, que el tabaco y yo dejamos de ser amigos. Hoy, en la trinchera, viendo pasar los no tripulado, me hubiera apetecido encenderme uno. Uno rubio, nunca me ha gustado el negro. Uno, de esos que me fumaba en verano, en el balcón de mi antigua casa; que fue mi castillo; en calzones. Uno de esos, que saben a recuerdos, como los buenos habanos que se fumaba la Sara Montiel. Aunque disculpen, que estoy haciendo apología del tabaco y no lo deseo. ¡Al contrario! Me siento muy realizado de haberlo dejado, de haberle dado matarile, antes de que él se hubiera adelantado.</div><div style="text-align: justify;">En cierta ocasión, llevando treinta y cinco días sin tocar tierra firme, y en la noche, en que las pléyades, frívolas y obscenas, se exhibían en el firmamento, que no es más que un puto y negro útero inmensamente inmenso; Más, incluso, que la mar de mares y de hombres; los oscuros pensamientos se amarraban a la conciencia. ¡Fuera, fuera! Les maldecía para ahuyentarlos. Así, de esta guisa, el ácido y pútrido cautiverio de la nicotina me llamaba. </div><div style="text-align: justify;">¡Fuera! Grité, asustando al de la pica y al de la alabarda que se guarecían adormecidos tras cien millones de granos de arena.</div><div style="text-align: justify;">Mierda, inquerí. Un día más. <br />
<br />
Un saludo Quentetar.</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-20499777644354676012011-02-02T09:51:00.000-09:002011-02-02T09:51:39.708-09:00FoticoOs dejo una fotico, que diría un amigo de Cartagena.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP44D4wvXvlnH1vhOPjp8dqAUW4iBD1IJv3_pmagMYsxRGefcbWg2zMk2W6xOCQWi1ppLzxUzGNZ8n8et9dC7DePb5k5FiaBvGg2frHQIk-oVWQQrDzPPecn2lMVCO9eHBd78sdA/s1600/P6140082.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" s5="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP44D4wvXvlnH1vhOPjp8dqAUW4iBD1IJv3_pmagMYsxRGefcbWg2zMk2W6xOCQWi1ppLzxUzGNZ8n8et9dC7DePb5k5FiaBvGg2frHQIk-oVWQQrDzPPecn2lMVCO9eHBd78sdA/s320/P6140082.JPG" width="320" /></a></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-77154960225180864112011-02-02T09:34:00.000-09:002011-02-02T09:34:51.538-09:00Ese tipo que no deja de mirarme.<div style="text-align: justify;">Ahora, que la luz esta baja, tal vez demasiado, y las moscas pululan, tontorronas golpeando sus cabezotas contras las bombillas, me he percatado que ese tipo, mal encarado, no deja de mirarme. Descarto el amariconamiento. No está el horno para bollos, y menos con tanta policía paseando sus porras. No creo que sea de esos frivolillos diablillos que la quieren sacar a pasear en tales circunstancias.</div><div style="text-align: justify;">Quizás, eso sea, mi piel blanca y un tanto pecosa, le sorprenda. Tal vez, la barba pelirroja, quemada por el sol de Suez, no lo haya despistado.</div><div style="text-align: justify;">No importa, saco una foto aquí otra allá, y que se joda. Luego, más tarde... ya veremos si resulta una molestia.</div><div style="text-align: justify;">Feliz Año Nuevo, queridas mías. Pronto llegaré a mi casa y os contaré mis aventuras, pero primero dejen que me deleite pensando en sus contorneados cuerpos y sus sugerentes perfumes.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-60868579945866743652010-10-24T05:36:00.000-08:002010-10-24T05:36:52.786-08:00Buscando la felicidad absoluta.<div style="text-align: justify;">¿Qué es la felicidad?</div><div style="text-align: justify;">Sí, sí, se lo pregunto a ustedes. En sobremanera, a mis adorables señoras, mis tórridas compañeras de ensoñaciones eróticas en alta mar. </div><div style="text-align: justify;">¿Qué es la felicidad?</div><div style="text-align: justify;">¿Un estado de ánimo? ¿Una consecuencia? ¿Un final, tal vez, maybe, el paso final tras una larga ausencia?</div><div style="text-align: justify;">Anoche, mientras me fumaba un habano en el balcón de mi casa, desde y donde se ve el mar, se huele y observa. Donde los lobos entonan himnos prohibidos y los peces danzan bailes promiscuos, allí, como les decía, fumando un habano traído de Cuba, vía Miami, por uno de esos amigotes de tasca y tapeo, quise buscar respuesta a una pregunta tan común como complicada. ¿Qué mierda es la felicidad? </div><div style="text-align: justify;">Y, tras horas de debacle, el puro converso en ceniza y la ceniza arrojada al viento gélido de la nocturnidad, mi mente continuaba inocua.</div><div style="text-align: justify;">¿Tan díficil de definir, cómo hallarla?</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-57718591377684930792010-08-13T06:56:00.000-08:002010-08-13T06:56:37.674-08:00In eremoDe vez en cuando, si me lo permiten, me paso por aquí, como quien se pasea por un boulevar, o como se escriba. Esperando, en la quietud de la tarde de estío encontrar la calma, o tal vez, encontrarla a usted, señora mía, usted, ustedes, mis hermosas damas que huelen tan bien y saben mejor.<br />
Les deseo un buen verano, cálido y tórrido.Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-87748130250527460732009-12-05T11:37:00.000-09:002009-12-05T11:37:43.955-09:00El día que me vendieron un bebé. (Primera parte)<div style="text-align: justify;"><em><span style="font-size: x-small;">Cuando aquel veranillo de San Miguel, cero ocho cero cero, un sargento instructor artillero, nos mandó correr por la “dolorosa” cargados con los macutos y los fusiles, y caladas las bayonetas; y el sudor nos recorría la frente, y la nuca, la espalda y hasta la rabadilla; y las botas, recién estrenadas, te cortaban impíamente los talones y podías notar la sangre deslizarse sobre el grueso calcetín hasta la planta del pie. Ese veranillo, como les decía, más de uno con grandes lagrimones en los enrojecidos ojos, con el cuerpo sin alimento y con muchas horas de falta de sueño, desfallecía. Cada zancada, que se “talonaba”, para hacer retumbar la asfaltada pendiente, zarandeaba el cuerpo, y el alma y los adentros. Y en cada zancada, un clavo acerado se clavaba en el pié tan adentro, que se estremecía el cuerpo, y se erizaban todos y cada uno de los vellos. Doscientos metros hacia arriba, doscientos metros hacia abajo, media vuelta y empezar, doscientos arriba, doscientos abajo, media vuelta y empezar. Él que tenía fuerzas, miraba el reloj entre jadeos. Las nueve y cuarto. […]</span></em><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: right;"><strong><em>"El Bósforo es la mejor vista del mundo, quien lo niega insulta al Dios".</em></strong><br />
</div><div style="text-align: right;"><strong>Edmondo de Amicis.</strong><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Que las señoras de bien, se fuman un winston de madrugada, en los balcones de sus casas palaciegas, que tienen vistas al gran canal de Venecia, es tan incierto como que los perros que se cruzan con ardillas son más preciados por los cazadores, por su talento natural a la hora de olfatear el rastro de una hormiga.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Lo único que es cierto, y doy fe, es que todos los días amanece, ya sea aquí, en Fortaleza (Brasil), en San Isidro (Frontera USA con México), en Alberta (que también es nombre de mujer), en Madrid, y en Estambul. Y también es cierto, o eso dicen los eruditos más eunucos y rutilantes, que anochece, aunque, ¡vive Dios!, que nadie sabe, si es al anochecer o de madrugada, cuando las señoritas de a pie, las más urbanitas, se abanican el pocete. De hecho, in fact, que dirían los pérfidos ingleses, nadie lo quiere constatar.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Puede que alguien, si es que alguien lee esto se pregunte, el por qué de esta introducción, y como mencioné hace algún tiempo, nada y todo tienen que ver. Y es que pensando en esas señoras tan estupendas que me avivan los colores, los músculos y los vasos sanguíneos recordé que una vez, hace mucho tiempo, paseaba por Estambul.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Si han estado en Estambul, no les diré nada que no sepan. No les diré que se adentren en la blue Mosquet o Aya Sofía, no les diré que se acerquen a Dolmabahçe o Topkapi, ni siquiera les diré que paseen por las orillas del Bósforo, ni se pierdan por el barrio de Taksim. Y por supuesto, no les hablaré en absoluto del Gran Bazar.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y si no han estado nunca, tampoco les hablaré de todo lo que he mencionado antes, porque tendrán que descubrir ustedes mismas esta grandiosa ciudad, donde se entremezclan los olores del azafrán, el pescado fresco, el incienso aromatizado y el cordero del kebab. Eso, mis queridas señoras, tendrán que descubrirlo por si mismas. Y tendrán, por su cuenta y riesgo, que fornicar con un turco, de trabajo sus labores, y que se llamé Yaman, si desean recrear la pasión turca de Gala. Aunque, por supuesto, lo dejo a su elección, que el fornicio es muy íntimo y personal.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8uJMU-3FfF5rh-IMOu5p6mfRiu3gAD42TBWuMgDzICZpqvobdtCxW_eyR9QTJXuV3g6CiNRVWinzRfZr124AMk5t-8yI0PW6LsGVbJr9IhavhoGJxvkkeD_jlCREvls57XdfT8Q/s1600-h/end+of+the+story,+1976.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" er="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8uJMU-3FfF5rh-IMOu5p6mfRiu3gAD42TBWuMgDzICZpqvobdtCxW_eyR9QTJXuV3g6CiNRVWinzRfZr124AMk5t-8yI0PW6LsGVbJr9IhavhoGJxvkkeD_jlCREvls57XdfT8Q/s320/end+of+the+story,+1976.jpg" /></a><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><strong><span style="font-size: x-small;">"End of story", 1976, Jan Saudek</span></strong><br />
</div><br />
<br />
<em></em> <br />
<div style="text-align: justify;"><em>(Si ahora me pudieran ver, verían que bajo mi mimeta, a la altura de la bragueta se ha izado el mástil; porque el fornicio es íntimo pero la imaginación inagotable, y me las imagino a ustedes, a horcajadas, sudorosas y trémulas, desnudas sobre el asiento abatido del autobús; sus pechos turgentes y desafiando el espacio que media entre mis manos. Puestos a imaginar, ahora en este tambaleante flotador, las veo apretando con fuerza, mientras soy yo, y no el turco, el que intenta romper el sitio numantino de su sexo desnudo).</em> <br />
</div><div style="text-align: justify;"><em><span style="font-size: x-small;"><strong> </strong></span></em><strong><em><span style="font-size: x-small;"></span></em></strong> <br />
</div><div style="text-align: justify;">No sé si les he mencionado alguna vez, que me gusta tomar café. Soy un cafetero social. Tomo café, mientras hago que leo el periódico, y observo. Y mientras observo, recuerdo; porque es mentira el mito de que un hombre sólo pueda hacer una cosa a la vez; recuerdo, les decía, que en cierta ocasión estando en Estambul, la de Turquía, paseaba por la orilla del Bosforo. De momento, les advierto, que olía a yarim ekmek recién hecho, a humedad mañanera y señora. <br />
</div><div style="text-align: justify;"> <br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><strong>Nota.- La segunda parte se hará esperar, mañana regreso al hogar.</strong></span><br />
</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-45573873885249702122009-12-03T00:28:00.001-09:002009-12-03T01:30:19.563-09:00Normal, sólo aparentemente normal.<div style="text-align: justify;">Algunas veces pasa. Algunas veces, sin querer o sin saberlo, ocurren cosas como estas. No sé si me entienden, creo que no, porque todavía no les he dicho el qué.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Ayer, les comentaba de las proezas, aventuras y desventuras, del intrépido lanza zapatos, de cómo de un hecho pueril y puntual, se había magnificado, y vaticinaba, como si fuera un viejo oráculo, que algún día acabaría en la pequeña pantalla, en algún programa hemorroidal o un reality show.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y, ahora, a estas horas, que son las mismas en todas partes, si no contamos o descontamos los desfases de husos horarios, aparece un nuevo caso de desvergüenza, de praxis sin praxis, y una nueva y revolucionaria metodología de la ética…. Pero permítanme ponerles en situación.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Serían las ocho de la mañana, las cinco en España, más o menos, y me encontraba lavándome la cara, las partes y las axilas, por parroquias, en un hotelucho de Mombasa, el Royal Hotel, para más señas. Una de estas mañanas, que inusualmente, el agua cae a cuentagotas. Les recomiendo que para lavarse los piños, usen agua embotellada.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Bajé a la cafetería, que se encuentra dividido en dos. Una parte en el interior, que descarto por la humedad y la falta de aire acondicionado. Y la otra, en el frontal del hotel. Esta tiene unos amplios arcos que conducen a la calle, donde autobuses, taxis piratas, carricoches y automóviles de toda clase, discurren atropelladamente por la arteria principal. Desde donde estoy situado, esperando un té, puedo ver el pórtico de colmillos de elefante que da el pistoletazo de salida y entrada a la frenética avenida. Un hombre alto y con la cabeza afeitada, portando un cetme, custodia el banco y casa de cambio que hay en la esquina que se enfrenta al hotel.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sí, todo es normal, aparentemente normal. Tres chiquillos, eso son, pasean por no decir que se tambalean por delante del hotel, con unas pequeñas botellas de plástico; en algún momento contuvieron agua, ahora sólo pegamento o tal vez gasolina. Tienen la mirada ida, y uno de ellos, él más bajito me mira desafiante. Yo le sonrío, y creo que ha comprendido al momento mi arqueo de cejas, le van a propinar un varazo, en todo el lomo, mira hacia atrás y echa a correr. Siempre se lo digo al Maestro Armero, no hay nada como avisar para no parecer un traidor. Corren por la avenida, cruzando entre el amasijo de coches y se pierden por la izquierda donde la estación de autobuses barra estafeta de correos barra parada improvisada de taxis sin licencia, que son como microbuses infestado de gente y carricoches. Sí, todo parece normal, muy normal, hasta la humedad que me pega la camisa al cuerpo es todo lo normal e indeseable que uno desea.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El Maestro Armero se ausenta para pedirle a una señorita, la llamamos Rubí, la diosa de ébano, que le prepare el desayuno. El siempre ha sido de desayuno americano, panceta, huevos, patatas, y un café, aunque ahora descafeinado. Dicen que el truco para tomarse un café con leche es pedir un “White caffe”, pero no se lo traguen, lo mejor es pedirse un té, a secas, sin leche, porque la leche, la mala leche ya la pongo yo. Creo, también, que les mencioné que desde el casamiento de mi compadre, se me ha vuelto algo amanerado en las formas, y ahora en lugar de usar una tarjeta usa móvil, y en lugar de escribir extensas epístolas a sus novietas, ahora usa el Messenger. Pues eso, que he aprovechado la coyuntura y he abierto el portátil, he tomado las riendas del mismo, y he buscado la prensa.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y ahí, es donde debió comenzar la historia, antes de tanto desayuno a la americana, aseo y visita virtual por una calle de Mombasa. Allí, en un artículo de El Mundo, firmado por Lucía González, su titular “Autorretrato dibujado de un condenado”, donde narra, la periodista con una increíble asepsia la vida de Andrés Rabadan, más conocido como el “asesino de la ballesta”. Hace quince años, yo ya tenía más de quince años, rememoré el caso. Contaba en su artículo la señorita Lucía, que el otrora “asesino de la ballesta”, cumplía condena de veinte años en el pabellón psiquiátrico de La Modelo; que para los que no sean nacionales les diré que es una Centro Penitenciario, ubicado en Barcelona. Relataba las pericias del susodicho joven que a temprana edad descarriló tres trenes, eso sí sin dejar heridos, y por último y cito textualmente: “mató a su padre con una ballesta”.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero el caso, señoras mías, mi debilidad (jajaja, doña Mayte, como me ha calado), no es en sí el caso, ni la repercusión mediática del acto en su día, ni las consecuencias, no, no, no, no quiero abordar eso, quiero abordar el efecto dominó. Ahora, publicará un comic, del cual les adelanto un retalillo extraído del mismo periódico, y será protagonista de una película. No sé quién encarnará su papel, pero en fin… lo anecdótico, por no decir, lo mierdático, es con que suma facilidad supina este tipo de historias triunfan. Ayer triunfaba un tipo que lanzaba zapatos, hoy, el comic de un crío que llevado según este artículo por una esquizofrenia delirante paranoide, se cargó al padre, y hace también unos días, el “Solitario” publicaba sus memorias.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sí, que grandes para la sociedad. ¡Dios no lo quiera, que alguno los emule! Encontrando en cada uno de ellos un lado “endiosable”, donde uno encarne al justiciero global, al chico rebelde o al Robin de los Bosques moderno.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">A mi, por lo que a mi respeta, si tuviera glándulas lacrimales, que no las tengo desde que me estalló una mina antipersona en los Balcanes, en este preciso instante me caería una lágrima espesa, pero no de tristeza sino de rabia.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Ya llega el Maestro Armero, acompañado de la diosa de ébano. ¡Cómo sonríe esta muchacha, con esos dientes tan blancos y esa piel tan oscura y brillante! Llega justo en el momento, que golpeo con el puntero la equis de la página de este blog.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- ¿Algo interesante, Corso?<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- No, amigo, la misma mierda de siempre.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y nos carcajeamos un rato, un rato largo, mientras una bandada de córvidos revolotea por encima de la calle estrecha y angosta donde los mercaderes keniatas venden máscaras, lanzas y dedales. Nos carcajeamos como dos viejos sin dientes, y Rubi, la diosa de ébano, que en verdad no se llama Rubi, pero es una santa, además de guapa, se nos queda mirando perpleja, y pensará para sus adentros, todos bonitos y perfectos: qué tipos más raros estos dos italian bussinesmen, que sólo toman cafés, güisqui y hacen fotos de las chatis en el Florida.<br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6TWnAcGpe-fKwi_1J2fs7u1Dai1dFG4-iwkR9WrcBqqJH-umn7Jt9tXzahg7WMlyNeNvMIZuvXYovip6ckP9bD69gR36AIlGOrbslv5defe9Nql1eVQgLyvmMZ1QwMCGILtn3og/s1600-h/andr%C3%A9s+rabadan.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" er="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6TWnAcGpe-fKwi_1J2fs7u1Dai1dFG4-iwkR9WrcBqqJH-umn7Jt9tXzahg7WMlyNeNvMIZuvXYovip6ckP9bD69gR36AIlGOrbslv5defe9Nql1eVQgLyvmMZ1QwMCGILtn3og/s320/andr%C3%A9s+rabadan.bmp" /></a><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Publicado en El Mundo. Artículo de Lucía González</span><br />
</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-78117072581914678272009-12-02T02:05:00.000-09:002009-12-02T02:05:41.466-09:00Expediente Al Zaidi o la historia del zapato.<div style="text-align: justify;">Muchos de los presentes recordarán a este sin par y osado iraquí, que tuvo los santos cojones de lanzarle no uno, sino dos zapatos al mismísimo y todo poderoso George W. Bush, Presidente y Comandante en Jefe de los Estados Unidos de América. Dicen, las malas lenguas, que siempre las hay, y son muy desconsideradas, que tras su detención, le dieron de ostias hasta en el carné de identidad, o el similar y homologado que tengan los iraquís. Que fue acusado, y condenado por agresión a un Jefe de Estado extranjero y tuvo, en principio que pagar una pena de tres años de prisión, nada recomendable, si me lo permiten precisar, eso de cumplirlo en una prisión iraquí. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Algo así como el “Expreso de Media Noche”, pero con más calor y más ostias para el cuerpo.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El asunto es que el “Quijote” que nos ocupa, de visita en París, en las Francias de toda la vida, ha recibido de un compatriota, también iraquí, y refugiado en el país galo, un generoso zapatazo, el cual, al igual que en su día, el Presidente Tejano, esquivo por la mínima, rozando éste, el zapato, el larguero pero sin llegar a consumar el gol.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Se le quedó cara de empanado. ¿Acaso, pensaba que ahora que había abierto la veda del tiro libre con zapato, él quedaría invicto? Casi puede darle gracias a Ala, de que no le hayan metido entre ceja y ceja un tiro, con una bala de punta de goma, con la inscripción “In God Trust”, por parte de un “red neck” que pasara por las Galias de paseo turístico o con premeditación y alevosía patriótica a lo Jack Ruby. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Se le quedó cara de “apampado”, mirlado, acampanado, apirolado, anonadado, y casi todo aquello acabado en –ado y que suene a tonto del culo… porque muy iluso o inocente tiene que ser uno si se piensa que abriendo el cortijo de los zapatillesco en este perro mundo; donde cada uno, hijo de su mamá y su papá, culo veo culo quiero. Y se acabó eso de la titularidad, que para lazar zapatos y zapatillas no hay un copyright.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Tal vez, ahora esté indignado, y su familia dolida, y abochornada, por el hecho de recibir la misma moneda con la que él pagó. Pero es lo que tiene el cambio, que la vuelta, desde la entrada del euro, siempre es impredecible. Lo es en un café o una barra de pan, imagínense en un certero zapatazo.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y, en fin… que como todos somos criaturitas, también cuentan, las mismas malas, que le han salido ofertas comerciales, de casamientos y bodorrios y televisivas. Así pues, les aviso, y el que avisa no es traidor, que no se extrañen ni escandalicen ni se les quede cara de haber recibido un zapatazo, si un día, no muy lejano, se lo encuentran en algún programa chorra de esos que dan por la caja mágica de los colorines, o sea la televisión. O, o, o, esperen que me emociono como un señor ardilla en celo de the Grand Canyon, o quien lo verá como concursante de intercambio en el Gran Hermano 12 o así,¿no?, en fin, están avisados.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Yo, que soy más clásico, me voy a limpiar mi fusil, que es un barrett, que a mi particularmente, me parece de mayor precisión, porque las cosas con son, soy un romántico.<br />
</div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit5AxCDYSih48T7ny3ZUlk5t7rYNU6eZyHX82kPzYKFvs7s_AGl4ngWcsnRQPZbuZYBn2M8JEJF2OoYcsaL0zhyphenhyphenHLYAUl-v4cS-o3oLxwnt3-FySyXUiyyJ5381870_8R8NukEKA/s1600-h/ZAPATOS_BLUCHER.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" er="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit5AxCDYSih48T7ny3ZUlk5t7rYNU6eZyHX82kPzYKFvs7s_AGl4ngWcsnRQPZbuZYBn2M8JEJF2OoYcsaL0zhyphenhyphenHLYAUl-v4cS-o3oLxwnt3-FySyXUiyyJ5381870_8R8NukEKA/s320/ZAPATOS_BLUCHER.jpg" /></a><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">La espada de Damocles</span><br />
</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-87515083930490075102009-12-01T03:03:00.000-09:002009-12-01T03:03:41.574-09:00Linchamiento Pastrana<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhb_Uk9aQBpoKBDLEC0idywCjy18bPiTdKvRQINteFgqQXJ1vdOKrnQ_ZmroVc5lTDq3K29UYT2s7fUSlnArUm40E9lL0ewIny_6PwgNCRUoS9wuEZECSxKd-RC3jKssw3re2Pxfw/s1600/linchamiento.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhb_Uk9aQBpoKBDLEC0idywCjy18bPiTdKvRQINteFgqQXJ1vdOKrnQ_ZmroVc5lTDq3K29UYT2s7fUSlnArUm40E9lL0ewIny_6PwgNCRUoS9wuEZECSxKd-RC3jKssw3re2Pxfw/s320/linchamiento.jpg" yr="true" /></a><br />
</div><br />
<div style="text-align: justify;">Suena (el epígrafe) como una de esas canciones protesta, de algún cantautor trasnochado y pasado de moda, ciudadano del mundo porque en su país está en busca y captura por rojo o comunista, o por todo lo contrario. Y, que en ocasiones, amén de sacarse para las habichuelas, clamaban verdades como puños, tan grandes como panes, como esas ostias como panes que, más de una vez, deberíamos repartirnos.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Todos somos culpables, o como se diría en el argot periodístico, que tan en boga está en estos días: todos somos “presuntamente” culpables. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Somos presuntamente culpables de imbuirnos en la masa, y la masa, se convierte en turba, en jauría, en una gran ola enfervorizada de personas que dejan de ser personas para convertirse en un solo y automático movimiento colectivo.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Es parte de nuestra naturaleza, agruparnos para recibir y para repartir.¡Cuán equivocado estaba Rousseau, al proclamar que el hombre es bueno por naturaleza!<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">No tenemos un ápice de bondad. La bondad representa la debilidad del hombre frente al hombre, y eso se convierte en un lujo que no nos queremos permitir. La bondad, la caridad, la solidaridad son artículos de alto diseño, rarezas de culto que pasan de boca en boca en las tertulias del café de la sobremesa, pero que no pasan de ahí. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">También, existen verdaderos y distintos susurradores de masas, pero todos tienen un mismo nombre la mezquindad o el interés.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mezquinos, como los medios de comunicación que se hacen eco de noticias sin contrastar. Mezquinos, como los que filtran información sin saber las repercusiones que sus palabras pueden tener. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Realmente es tan grave la falta como la abundancia de información. <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Es como una adicción. Cuánta más dan, más queremos saber, aunque no la entendamos y aunque, en la gran mayoría de las veces esa información sea errónea o lleve a conclusiones erróneas.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Ya no nos conformamos con imaginar como es la muerte, sino que necesitamos verla en directo, y más tarde, para acallar nuestra conciencia individual nos volvemos a mezclar en la turba para solicitar justicia poética.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mezquinos, también, somos nosotros, que dejamos apartado en el limbo nuestra razón, para tomar prestada la deformada razón colectiva.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y qué mejor colofón, para acallar nuestras sucias conciencias que pedir a gritos un linchamiento sea éste, físico o moral. Sin duda, la mejor medicación para este cáncer que nos devora y que, al menos, hoy, no tiene cura.<br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Después, tranquilos, entonaremos un sutil “mea culpa”, y depuraremos responsabilidades, que en eso de depurar, o sea, señalar con el dedo o tirar la piedra y esconder la mano, nosotros somos doctores honoris causa.<br />
</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-50095334928698146862009-11-29T04:19:00.000-09:002009-11-29T04:21:09.635-09:00La Italiana y el higo bañado en miel.<div align="justify">No les voy a mentir. Ayer no batallé en ningún punto del globo. Me fui a cenar con unos amigos. En principio, éramos tres, aunque ninguno el maestro armero que desde que se casó se ha vuelto un poco más comedido.<br /><br />Nos fuimos de repesca y piscolabis, tres amigos de siempre. Uno, dos y el menda que suscribe estas palabras.<br /><br />El asunto, todo hay que decirlo, es que estábamos aburridos de las mismas películas chorras, mal grabadas y peor bajadas y hastiados del deporte que la tarjeta del Al jazeera nos proponía. Así pues, y tras ver hasta en tres ocasiones el mismo parte en el canal internacional, atajamos tesituras, nos lavamos con jabón perfumado, como si fuéramos a putas, nos higienizamos los bajos y vestidos de civiles nos dirigimos a la ciudad.<br /><br />Creo que ya en otra ocasión les hablé de Chania, en la Isla de Creta, concretamente en la Bahía de Souda o Suda, según como la lean y patéen, y les conté y describí las magníficas veleidades que hacen para el visitante. No sólo sus sobresalientes cafés griegos, o griegos a secas, sus endemoniadas vistas y lo que hoy me ocupa, su gastronomía. Amén de esas hermosas helenas de perfiladas narices y voluptuosos pechos.<br /><br />Si no disponen de vehículo, yo les guío. Cojan mi ruda mano, avejentada y sitúense por un momento: noviembre, ocho de la tarde (hace dos horas que fue el ocaso), fresco, póngase una “rebequita”, y adelante.<br /><br />Si pasamos de callejear en busca de algún artículo horterilla que ponga “recuerdo de Creta”, de algún cuchillo astado, de alguna filigrana en oro, pero de 14, alguna estatuilla representativa de la mitología o cualquier artículo de imitación, nos dirigiremos al puerto tomando dirección al Old town. Allí, encontraremos lo que se conoce como The Venecian Port. Esta calle que les digo, “Halidon”, concluirá en la Plaza Veneciana, y de ahí partirá un largo paseo que ocupa todo el puerto llamado, el paseo, Akti Kountouriotou. Y aquí, señoras mías, comienza la aventura.<br /><br />Mes gustaría recomendarles un restaurante en concreto, pero… me es imposible. Para los más aventureros, les recomiendo un donut y una cantimplora, y para los restos, dos soluciones, el Girospapa con yogur griego, hecho por hermosas griegas, que lo mezclan y fermentan entre sus pechos o un restaurante en la Akti Kountouriotou<br /><br />Para empezar, pulpo a la plancha, y calamares recién pescados, que resultan adecuados para hablar del tiempo, y las jacas, dos maduronas italianas, una con minifalda que me están rompiendo la “pana” (que en italiano es nata) y las vergüenzas, que cada vez que se acomoda me sube la tensión y otras formas, que adoptando tienda de campaña, disimulo con la servilleta.<br />Después pez espada, también a la plancha, el pan (algo duro, todo hay que decirlo, aunque no lo único duro, se me antoja pensar, pensando en la italiana). Con guarnición, el pez y la italiana.<br />De segundo ternera, en su punto, la carne roja con una salsa somera, picantona, pero no en exceso, no tan abusiva como la italiana cincuentona que ahora se sabe observada, que descruza las piernas un poco y abre con sutileza sus entretelas, mientras lame, que está en los postre, un pizca de helado. Tal vez vainilla o “pana”.<br /><br />El postre, curioso, jamás me quedo con el nombre. Básicamente tres bolas de helado, copiosas, ennatadas y con virutas de chocolate, y ese pastelillo hecho de hojaldre, higos, nueces y miel. Algo así como la italiana, ese pastelillo hecho de hojaldre, con un higo ardiente y bañado en miel.<br /><br />Porque, señoras mías, lo mejor de la casa, en Chania, Dubai, Fresno, Balboa o Barcelona está claro que se reserva para los postres.<br /><br />La sobremesa me la guardo para mí, que aun me reverbera en la boca, su sabor.</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-56375518251981593522009-11-27T00:58:00.002-09:002009-11-27T23:15:28.859-09:00Pelirrojas del demonio, a secas.<div align="justify">No sé si les conté, que en cierta ocasión fui testigo de un hecho extraordinario en el mundo animal. Caminaba, no sin cierta dificultad, por las trincheras, parapetado y artillado hasta los dientes, allá en la tierra sarracena, cuando una bandada de estorninos, miles, tal vez millones, hicieron de vientre a su paso.<br />Fue un bombardeo épico, donde las bombas de racimo explosionaban al contacto con la tierra batida y enfangada tras los monzones. Cada fragmento de metralla, pasaba silbado. Y allí, en la desesperación de la incertidumbre, que se traduce en la desinformación, el azogue del cerco, estrechándose sobre nuestras cabezas, el cielo que fue azul se cubrió de un negro manto que ni siquiera era nubes, cerrándose por un instante, que se hizo tan largo como dramático.<br /><br />El descanso del guerrero.<br /><br />Sólo es un mito.<br />Un mito como que los marinos de las armadas tienen una novia en cada puerto. Sólo un mito.<br />Cuando al fin te relevan, no sientes ni alivio, y la tensión acumulada se atenúa convirtiéndose en un terrible dolor de cabeza. Tal vez, te tiemblen las manos, por acción de la tensión muscular, y se te agarrote la espalda; que perdiendo su forma natural se convierte en un palo de escoba. Cierras los ojos, y en las primeras noches, todavía puedes oler el hedor de la mugre y el sudor. Todavía eres capaz de distinguir el olor del combustible, sí, ese JP5 o ese diesel esperando en sus toneles, como odres de vino.<br />Cada ruido te sobresalta, y sientes el retumbar de los chasquidos secos y sordos de la munición que escupen los fusiles. El pestañeo de los casquillos cuando caen sobre el duro suelo de las rocas.<br />Todavía conservas en las uñas un poco de betún, y el olor del jabón con el que te aseas detrás de las orejas, la nuca y el cuello, la cara, donde el sudor, las legañas y el barro y polvo se acumulan en cada arruga.<br />El pelo, casi siempre rasurado al milímetro es como un trozo de velcro.<br />Sí, mierda, sólo es un mito, un puto mito.<br /><br />La vuelta a la normalidad.<br /><br />Sales de casa, vestido con ropa de calle, alguna te queda justa, la gran mayoría holgada. Tus pies ya no están oprimidos en unas botas empapadas, pero las plantas te arden con cada paso que das.<br />Cada calle se ha convertido en una jungla, llena de personas que no son blancos, ni objetivos, sólo personas que pasean por tu lado ajenas a tus pensamientos. Imbuidas en sus propios problemas.<br />La normalidad ya no es normal, es un sobresalto, es otra realidad que debes superar desapercibidamente, para no parecer un extraño. Para que los tipos y señoras que anda a tu alrededor no te vean como un pirado que se ha escapado de un manicomio.<br /><br />Sí, nada es fácil. Todo resulta difícil. Pero no pasa nada o eso crees. Has sido capaz de circundar el mundo en un barco de papel, de perderte en las calles de Mombasa y sigues aquí. Con lo puesto, con tus recuerdos que son recortes de periódicos y retalitos de fotografías en blanco y negro, los arañazos de una gata de un lupanar, llamado Pinkhouse, y otras historias, que como el poeta dijo, recordar no quiero.<br /><br />Y entonces, de la nada, como un retortijón mañanero aparece ella, esa pelirroja del demonio de ojos oscuros, que te mira con la lascivia de la que se sabe evocadora. Provocándote con cada movimiento que tu acerada voluntad se turbe. Puedes olerla. Puedes distinguir el olor de su piel. Puedes escuchar como roza su ropa contra su cuerpo, mientras camina observándote con esa sonrisa que te volvió loco, y que hizo que te tatuaras en el pecho diez versículos del libro de Jeremías. Esa sonrisa que hizo que te rajaran la cara de una cuchillada detrás de unos containers en un muelle de carga de Salalah. Esa sonrisa porla que meas sangre y escupes cicuta cuando la mentan.<br /><br />Sí, allí, en la placita sin nombre, donde no retumban las balas ni los cañones, donde los niños dicen: “mira un relámpago” y es un relámpago. Allí, donde los estorninos tienen vedada la entrada, estancia y paso. Se acerca. Te mira. Y con la mano, todavía fría, te acaricia la mejilla rasgada.<br /><br />- Corso, ¡qué viejo estás!<br /><br />Y tú, a carcajadas, le besas los labios esperando el momento, de comerle las entrañas.</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-79601924298578543932009-11-26T07:31:00.006-09:002009-11-26T08:01:49.837-09:00Platonismos o las pelirrojas del demonio<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcRpLHK8euTB88GcabfJEPeyiWxeka0oCgZdYXMEH5K1YD8XHxY2_bIBBPYjlZ8JsyrE1jTdQU9MHcie8Atxd6DzUmYZwHxQ1mfib1anzUnTNfuDoGKPgllwfQLr08ftjbQeoquw/s1600/maria_vazquez.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5408454758566168370" style="WIDTH: 190px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcRpLHK8euTB88GcabfJEPeyiWxeka0oCgZdYXMEH5K1YD8XHxY2_bIBBPYjlZ8JsyrE1jTdQU9MHcie8Atxd6DzUmYZwHxQ1mfib1anzUnTNfuDoGKPgllwfQLr08ftjbQeoquw/s320/maria_vazquez.jpg" border="0" /></a> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDPIaWM1rNzN2T0x2DrSTQ4Tc2RUE8XaSrRlq-HcoTQplpDtnh7ZkKazSUyJM38BwREShrUOWmOi6Q_Ugfh8ZK3XzHm6zpyhzNsAMxR_XHoI1hLMSGIH20b1vnOkH_Er6HSEMfgA/s1600/Maureen-OHara.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5408457518472748162" style="WIDTH: 242px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDPIaWM1rNzN2T0x2DrSTQ4Tc2RUE8XaSrRlq-HcoTQplpDtnh7ZkKazSUyJM38BwREShrUOWmOi6Q_Ugfh8ZK3XzHm6zpyhzNsAMxR_XHoI1hLMSGIH20b1vnOkH_Er6HSEMfgA/s320/Maureen-OHara.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">Hoy, realmente, no me quiero extender mucho. Lamentablemente, no tengo demasiado tiempo que dedicarle a este blog, que siempre pensé que era de muchos, y al final se quedó sólo en mi. Un reducto, como el de los galos, alejado de todas partes, y donde puedo contarles, aunque sea de manera sarcástica o más bien caústica cosas que veo, que he visto, o que ya no quiero ver.</span></div><br /><div align="justify">Pero hoy, les decía, no me quiero extender. Les quiero hablar del platonismo, de ese que tuve una vez, cuando siendo un crío padecí. Ese amor que te subyuga, que te rompe en dos el alma, el corazón y las entrañas y te deja tan seco como una mojama. </div><br /><div align="justify">Ese amor, que es bello, porque no se consuma, porque pasa como una brisa fugaz rozándote la cara, y se escabulle de tus manos, sin llegar jamás, aunque sea con las yemas de tus dedos, tocarla. De ese amor hablo. Hoy, el carnal, lo dejo aparcado, aparcado en los lupanes de Sicilia y Cartagena de Indias, donde entre rones y vinos, una parte de mi se sumió en la más profunda desesperación dialéctica.... </div><br /><div align="justify">Hoy, déjenme dibujarles a estas dos bellas mujeres, a estas dos pelirrojas rabiosamente hermosas, de apariencia frágil, de suaves formas y piel blanca. Por un lado, María Vázquez, esta gallega y pelirroja, con esos elocuentes ojos cargados de vida, de melancolismo, y al tiempo con esa pizca de trasto y travesura. Por otro lado, Maureen O'hara, la más bella de las bellas pelirrojas irlandesas, con su gesto altivo y a la par tímido, su entrevelada sonrisa que pugna entre la inocencia y la ira.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">¿Se pueden imaginar algo más bello? Yo, ahora mismo, no.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">PD.- Esta entrada promete una segunda parte más mordaz.</div><div align="justify"> </div><br /><br /><br /><div align="justify"></div><br /><br /><br /><div align="justify"></div></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-75238119709742958582009-11-23T09:25:00.001-09:002009-11-23T09:31:46.355-09:00Viva dixie's land<div align="justify">Decía mi abuela, Dios la tenga en su gloria, que cuando a uno le pica el culo es que tiene lombrices. Y así, como quien no quiere la cosa, a mi me empezó a picar el cuerpo, los adentros y las entrañas, y me resistí a pensar y a creer, en estos tiempos descreídos, que aunque fuera corta y breve, tenía que publicar una entrada.<br /><br />¡Ahí va! </div><br /><div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7h6idje735jIp6QqQBePVuSn5hswpQUBpej0H-h1uUBubFebBF8PHZ09v4osQF-44ekuz_1L-15bpipKGQsipPDXxvEeFzSYxdjlJFXaxWQDVOg2vhLoMERF91tkT8cjyqE65Ag/s1600/IMAG0000.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5407368189729298242" style="WIDTH: 249px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7h6idje735jIp6QqQBePVuSn5hswpQUBpej0H-h1uUBubFebBF8PHZ09v4osQF-44ekuz_1L-15bpipKGQsipPDXxvEeFzSYxdjlJFXaxWQDVOg2vhLoMERF91tkT8cjyqE65Ag/s320/IMAG0000.jpg" border="0" /></a></div><div align="justify">Viva dixie's land!</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-38537097576356961232008-10-29T03:29:00.002-08:002008-10-29T03:33:57.656-08:00Los Cobradores Amistosos. Secuencia Uno.<p align="center"><span style="font-family:verdana;"><strong>(Basado en hechos reales)</strong></span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;"></span> </p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">Mi maestra tatuadora, que tiene cuarenta y ocho años, y tres hijos; una hija en edad de casar de muy buen ver, que siempre intenta encasquetarme, aunque no lo dice en serio, que sabe que llevo mal vivir; me repasaba los tatuajes esa tarde del mes de octubre, en que los pajarillos, que no son muchos, se refugiaban de la lluvia torrencial.<br /><br />“Yo, querida, te hacía el amor a ti, como un perro salvaje”. Y ella se reía, y me clavaba más la aguja percutora en los brazos.<br /><br />Me contaba, que con esto de la crisis, se había buscado un nuevo trabajo. Que ahora, se dedicaba o dedicaba parte de su tiempo a trabajar en una oficina de diseño gráfico.<br /><br />“No llego, y no paran de asediarme mis acreedores.”<br /><br />Y es que hay que sacarse las habichuelas hasta de debajo de las piedras, y tanto monta como monta tanto, y el asunto es trabajar y sacar dineros. Y unos lo sacan de su trabajo, y otros su trabajo consiste en sacárselo a los que deben. Trabajo éste, el de rebuscar en la miserias, que no deja de ser trabajo aunque poco edificante. Puesto, que antes, se iba tras los que no podían y ahora se tira contra los que no pueden.<br /><br />El asunto, señoras mías, es que en estas, mientras me embadurnaba de vaselina, la llamaron por teléfono. Y este, un número oculto. Por aquello de la confianza lo tomé yo.<br /><br />- ¿Sí, dígame? –</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Buenas tardes, por favor, quiero hablar con…. –</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Mire, en este momento no está.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- ¿Y usted es?<br /><br />Podría decirle aquello de: “a usted, señorita, le importa una mierda quien sea yo”. Pero le contesté.<br /><br />- Su esposo.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- ¡Ah, Buenas tardes! Verá le llamo de la Gestoría de Cobro Amistoso “fulanito S.L.” para decirle que su banco nos ha devuelto un tercer recibo, y sino paga 300 € antes del día “x”, nos veremos obligados a meterlo en el contencioso.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Entiendo. Pero en este momento, no disponemos de ese dinero. ¿Me puede dar alguna facilidad de pago?</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Lo lamento, señor, pero ya es tarde para eso. Han sido ustedes unos irresponsables, y ahora o pagan la cantidad que se les indica mediante transferencia o pago con tarjeta, o nos veremos obligados a meterlos en el contencioso. Y eso (pausa) será peor.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Verá, señorita, yo comprendo que es su trabajo, pero no habría manera de poder hablar con alguien superior a usted, explicarles la situación, y llegar a un acuerdo económico que nos pueda satisfacer a ambos.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Miré, miré (esto de pedir a alguien superior la debió ofender), ¿Usted es abogado, entiende de leyes?</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- No, señorita, pero….</span></p><p align="justify"><span style="font-family:verdana;">- Pero nada más. Si no paga antes del plazo fijado, aténgase a las consecuencias.<br /><br />Y colgó el teléfono.<br /><br />Me cuenta, Teresita, que tiene una media de doce llamadas al día de números desconocidos. Que al atenderlos, en su mayoría la tratan así: con ese desprecio del que se sabe a salvo en su agujerito mezquino y oscuro, al amparo de las sombras, a cientos de kilómetros de distancia de su interlocutor. Sabedor, del que debe, del moroso, está amilanado, humillado y desesperado por salir de esa situación, y que no encuentra salida, porque los bancos cierran sus puertas, y a los amigos se les acaban los ahorros. Y, tal vez, sólo queda rezar a San Judas Tadeo, y pedirle un milagro.<br /><br />Y así, día tras día y hogar tras hogar…. A veces, algunas me pregunto porque me dedico a morder el polvo y mear sangre por algunos mal nacidos de esta tierra… y en esos momentos, me entran ganas de vomitar. Que sí, que ya dije en su día, que cada uno tiene que pagar sus deudas, pero ¡coño!, todo se puede pedir con un poquito de dignidad.<br /><br />Al final de la tarde, cuando el chaparrón, que se dice en mi tierra, descampó y salió un tímido sol, que “arcoirizaba” el cielo, le puse sobre la mesa 300 € por repasarme los tatuajes. Ella, que está para hacer sopas, me miró con esa chulería natural de las mujeres de esa tierra, y con el orgullo de una madre que crió a sus hijos, desde que su difunto se murió de un enfisema hace la friolera de un decenio y me dijo.<br /><br />- Tu vuelta, Maese. Hoy, invita la casa.</span></p>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-40558670614653230562008-10-28T07:02:00.000-08:002008-10-28T07:05:34.211-08:00Porque sí.<object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/7gMP7HPE_zE&hl=es&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/7gMP7HPE_zE&hl=es&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-67265935683764653652008-10-22T08:28:00.001-08:002008-10-22T08:30:00.714-08:00Mi amiga la profe, y el que me jodió la historia.<div align="justify"><span style="font-family:verdana;">Tengo una amiga, y cuando digo amiga es sólo amiga; que, aunque respeto de igual modo a las señoras que a las señoras putas, también es cierto que no me gusta tirarme flores cuando no son de recibo. Decía, que tengo una amiga, que es profesora de “conocimiento del medio” o sea las “sociales” de toda la vida, que me llamó el otro día por teléfono.<br /><br />Sépase de ante mano, que rara vez, por no decir aquello de “nunca jamás” cojo el teléfono. Entre otras razones, todas poderosas como los pechos de la teutona señora puta de un lupanar berlinés que conocí en otro tiempo; porque cada vez que respondo es para indicarme el lugar al cual debo dirigirme para hacer mi trabajo.<br /><br />¿Cuál es mi trabajo? Seguro que algún marisabidilla, pijotero y amariconado, se lo pregunta, mientras me pone verde, y verde le come la envidia que le corroe, delante de la pantalla de su ordenador, tal vez, maybe, una TFT, en su cutre y aburrido trabajo de oficinero. Aunque, qué Dios me perdone, hoy en día no se está para andar derrochando trabajos. Así pues, retiro eso de “cutre”.<br /><br />El caso, les decía, que mi amiga me llamó por teléfono, y que yo contesté. Quedamos, un par de horas más tarde para tomar un café. Y aquí, también debo hacer un paréntesis, puesto que no sólo resulta extraño que coja el teléfono, sino que también resulta cuando menos anecdótico que me halle en la misma ciudad.<br /><br />Tomamos un café, después de otro y otro, hasta que su tensión arterial y la mía se dispararon con tanta cafeína recordando aquellos tiempos mozos en que jugábamos a las canicas y a los médicos detrás del palco de la verbena en las fiestas del barrio. Y mientras sorbía con sutileza mi cortado, recordaba aquellas pequeñas y duras mandarinas que se apostaban tras su incipiente sujetador de hembra, que con los ojos cerrados, todavía sabía a goma de mascar mientras la besaba.<br /><br />Y esos pensamientos, jaculatorios, y demás, debió ella de rememorar porque invadida por una ardiente faz me miró, y con cierto desdén engañoso, me llamó cochino. Luego, risas, risotas y un poco más de cafeína.<br /><br />[Discúlpeme un momento, pero voy a entornar la cortina, pues desde la ventana de este piso franco de Lisboa, me enfrento a una plaza, y desde ella, la ventana, veo como un mameluco de tres al cuarto, deja que su perro se cague vivo en medio de ella, donde niños y ancianos, parejas de enamorados y encabritados bobalicones y bobaliconas pasean y juguetean y, como se dice hoy entre bastidores unionistas europeos, se sobetean a la francesa. Y seguro, porque pasa y siempre ha pasado, que es una puta ley física. Alguno de estos que he nombrado, pisará distraídamente la deposición del cánido y acabará de bruces contra el suelo adoquinado, o cuando menos y a lo mejor, con un zapato manchado de mierda. ]<br /><br />Y en tanto la cafeína hacía su efecto adrenalínico, y los recuerdos sugerían mucha tontería de otros tiempos y otros entornos y otros ensueños….<br /><br />En fin… todavía pienso en el maldito incívico y su perro. Mañana, les cuento.</span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-35580463707421307212008-10-08T21:55:00.002-08:002008-10-08T22:01:56.836-08:00El Maltratador, su mujer y otras cosas del mal meter. Acto Primero.<div align="justify"><span style="font-family:verdana;">La familia de Petros, que es hijo de una chipriota - griega y un perro del desierto, se afincó en Chania (Hania, Isla de Creta), allá por los tiempos de “María Castaña” o sea, después de la Segunda Gran Guerra, por el aquél de volver a los orígenes de ancestrales macedonios y “Alejandros Magnos”.<br /><br />Petros tiene un quiosco, al uso, en pleno centro de la ciudad, a unos cientos de metros del paseo marítimo y del puerto deportivo, donde las terrazas se mezclan con los lupanares nocturnos, con los guiris y el mustaka con mucho yogur griego.<br /><br />Hicimos amistad a principios del dos mil y poco, cuando los convoyes americanos necesitaban escoltas, ya fuera en el estrecho gibraltareño, en el de Messina o después en la zona del Egeo. Siempre que paso una temporada en la ciudad, me guarda el periódico. Y éste, el “newspaper” siempre del día anterior.<br /><br />Leo con consternación las noticias, mientras enfría mi “white caffe”, en una terracilla al borde, literalmente, del mar; un mar sereno y cerrado al océano abierto.<br /><br />Y es que hay que tener estómago, para leerse el periódico, y siempre lleno, pues es recomendable no leerlo en ayunas, por aquello de soltar la bilis y otros jugos.<br /><br />¿Dónde han quedado los héroes? Se pregunta un reportero de firma, que a continuación relata las desventuras del profesor afincado en Madrid, o la del otro anónimo señor que ha protagonizado el último escándalo filantrópico en Valencia. Si es que ahora, esa es la moraleja, es mejor mirar para otro lado, silbar como quien no ve nada, y dejarse llevar por la brisa hacia otra banda, porque el tema de echar una mano está muy mal.<br /><br />No se le ocurra, a no ser que sea cinturón negro, en echar una mano a un tipo en la carretera con rueda pinchada incluida, por si las moscas, y por si es una artimaña para sacarle la cartera y otras propiedades. No se le ocurra, acercarse a una ancianita a tomarle la comprar y ofrecerse a llevarla a su casa, pues le pueden demandar por pervertido. No se le ocurra, sonreír a los niños en los parques por su gracietas mañaneras o tarderas, porque tal vez, se le malinterprete y lo entaleguen por pedofilo. Y por supuesto, no se le ocurra, auxiliar a una señora que hostia su marido o pareja en la calle, porque lo más seguro es que le ofrezcan unas panaderas.<br /><br />Sí. Así es. Eso es lo que el ciudadano ve y oye. Y, qué demonios, piensa. Porque no todos los aquí presentes tenemos cuerpos de “Stallones”, y técnicas de combate y labia y abogados, y dinero para estos últimos para salir airosos de todo este tipo de pedradas en el ojo.<br /><br />Y, claro, llegará un momento, que siguiendo este tipo de rutina, salgamos armados a la calle, con la mosca detrás de la oreja; o simplemente que no salgamos. Que nos quedemos al calor del hogar, dejando que pase el tiempo, y que otros menos listos o avezados, o aquéllos cuya profesión les impide mirar para otro lado, se hagan cargo del asunto. Y, así, como quien no quiere la cosa, iremos convirtiendo este perro mundo en un mundo de perros.<br /><br />Pero eso sí, veremos en la tele, oiremos en la radio y nos anegarán con anuncios de solidaridad con el tercer mundo. De niños que se mueren de hambre, hacinados en cochiqueras, granito de arroz viene granito de arroz va. Y sí, es cierto, es jodidamente cierto que se mueren como frágiles ramitas entre las manos de unos pocos, que sacan las fuerzas de flaqueza y de sus adentros para soportar todo ese panorama. Que llegan a sus campamentos, se meten bajo el chorro de agua fría y sucia, si la tienen, y se descomponen el alma ante tanta impotencia y sufrimiento.<br /><br />Y todos, nos llevamos las manos a la cabeza y nos decimos. Mañana, si me acuerdo, les meto quince euros en la cuenta.<br /><br />Pero más cerca. Tal vez, en la casa de a lado, donde viven tus amiguetes, donde tu vecino de toda la vida te saluda en el portal mientras baja al perro, tal vez, allí, estén hostiando a una buena señora. Una señora temerosa, unos hijos que lloran en silencio, por miedo a recibir otra somanta. Y tú, como yo, sabemos que pasa. No seré yo quien les pida que se acerquen a la puerta de su vecino, si esto ocurre, y lo hostiguen, pero tal vez una llamada a la policía sea suficiente, y que se aclaren las cosas. Tal vez, cobijar a esa mujer en tu casa y cerrar a cal y canto hasta que lleguen los guripas sea más que nada. Y tal vez, así, sepan que no están solos.<br /><br />Mientras esto pienso, El camarero, que es una camarera griega de pura cepa. De amplio, pero hermoso, apéndice nasal y fabulosos pechos, me trae otro “white caffe”. Me sonríe y yo a ella, aunque sé que ni por asomo le podré hacer sombra a su maromo; porque no siempre se ganan todas las batallas, aunque sabedor, todavía, de que puedo ganar muchas guerras.</span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-53420821356103463132008-10-08T05:53:00.004-08:002008-10-08T06:48:08.023-08:00No soy Arturo Pérez Reverte<div align="justify">Esta entrada será breve y concisa. En respuesta a todos aquellos y aquellas (por lo de miembro y miembra) que se han acercado con sus comentarios y preguntas, y su insana curiosidad; volveré a repetir: No soy Arturo Pérez Reverte. No tengo su genio, su arte y ni siquiera me parezco cuando me miro al espejo, cuando tengo espejo.<br /><br />NOTA.- Mañana más, pero no de lo mismo</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-83323199857711547392008-10-02T05:22:00.003-08:002008-10-02T09:21:30.143-08:00La perra crisis.<div align="justify"><span style="font-family:verdana;">Mi amigo, el perro del hortelano, se bajaba los pantalones delante del convento de las monjas clarisas, para rogar, si a bien lo tenían que le blanquearan la ropa.<br />Costumbre ésta, la de blanquear la ropa, que se ha hecho popular sobre todo entre las que van a entrar en el ramo de las “matrimoniadas”.</span></div><span style="font-family:verdana;"><div align="justify"><br />Sé que este pequeño encabezado, a modo de introducción, pseudo surrealista, podría dejar perplejo a más de uno, y que también, aquéllos que se aburren, que se sacan las cacas de la nariz con dos dedos o calcunillos de sieso, que se toquetean por debajo de la mesa, viendo señoras ficticias en la pantalla, y otros más aseverados navegantes, intentarán buscar el uso y abuso de estas contradictorias, dispares y absurdas introducciones. Pero esta vez, señoras mías, les ahorraré el trance. </div><div align="justify"><br />No hay sentido alguno, ni hilo conductor ni mierdas en vinagre. Me salió de los adentros, algo amantecados, hablar de mi amigo, al que conocen en el argot callejero de la jungla universitaria como “el perro del hortelano”, por esa costumbre tan suya y fea, de “ni comer ni dejar comer”.</div><div align="justify"><br />Ya, anclado en puerto, y nunca mejor dicho, en mi casa, que atesora todos esos recuerdos de mil cacerías por los confines de la tierra, que huele a cerrada, a pelo de perro mojado, a la hierba húmeda y a hembra aseada, cien euros la hora, que encontré solitaria y taciturna en una barra americana, me he dispuesto a leer la prensa.</div><div align="justify"><br />Pero no, no se confundan. No voy a tomar el primer titular de prensa que me plazca o me merezca justicia para ajusticiarlo. No, hoy no tengo ganas. No me apetece, tomar cualquier noticia rotulada al azar y hacerla añicos con mi lengua viperina. Hoy, solamente, hablaré de mi forma de leer el periódico.</div><div align="justify"><br />Yo soy, como algunos, de los que se hacen amigos de las costumbres de viejo, siempre que sea posible. Me gusta el olor del papel impreso, donde las noticias calentitas se hornean a fuego lento en los bajos de los bares y tabernas. </div><div align="justify"><br />Me gusta abrirlo y extenderlo como un mapa de carreteras sobre la mesita pegajosa de una terraza, con la catedral de Cádiz de fondo, y el hormigueo del calorcillo del otoño picando las carnes.</div><div align="justify"><br />Me gusta abrirlo. Y, siendo como soy pilonero, me gusta adentrarme en sus entrañas, hasta sacarle todo el jugo. Algo así como con las señoras, que no me importa reconocer, que en siendo de confianza y limpias, me gusta degustarlas (otra redundancia) hasta el carné de identidad.</div><div align="justify"><br />Dos cafés, más o menos, dependiendo del rotativo me duran las lecturas, donde siempre paso por alto, las noticias locales y economía. Razones poderosas tengo para tal omisión, y son que ni suelo estar en mi localidad, ni me interesa la economía, que no signifique que no me preocupe.</div><div align="justify"><br />El otro día, leyendo prensa y suplementos atrasados, leí una carta donde un señor de Cuenca, por decir algún sitio, sostenía, como Pereira, (véase el juego de palabras), que exagerábamos con esto de la crisis, y que si en Tanzania u otros lugares del tercer o cuarto mundo las pasaban canutas.</div><div align="justify"><br />¡Qué razón tiene el joío! Razón no le falta. Que puestos a comparar, si un niño en España se queja, con relación a un congoleño es un vicioso mal criado. Y si un taxidermista de Kentaky (que se pronuncia kentoqui) se queja con respecto a uno marfileño, es para hostiarlo en toda regla. </div><div align="justify"><br />Que una cosa es la crisis económica de nuestras entrañas y otra, la situación que viven en ciertos países de este perro mundo.</div><div align="justify"><br />Y, a buen seguro, que si ese señor de Albacete, por decir algún sitio, hubiera salido alguna vez de su casa de trescientos metros cuadrados, y dos piscinas; o si hubiera alguna vez pisado tierra, más allá del club náutico, en su portentoso yate, reafirmaría su convicción y afirmación de que en ciertos lugares de la tierra no se vive, se sobrevive. Y, eso lo dice un servidor, que ha mascado polvo y sangre en muchos de esos lugares.</div><div align="justify"><br />Pero el asunto, es que en España, hay miles de familias que las pasan putas para llegar a final de mes. Que los cobradores amistosos barra no amistosos, les atosigan (que también se tienen que sacar las castañas del fuego) para pedirles letras que no se pagan. Que muchos, pasan las noches en vela dándose golpes en la cabeza, preguntándose por qué compraron esa finca o ese cochazo en las vacas gordas. Y cosas “asín”, que diría mi amigo Anselmo. Y, ya, ya sé, que mala suerte, que pensaran con la cabeza y no con los pies, etc., etc., etc., y punto en boca. </div><div align="justify"><br />Pero ánimo. Ánimo a todos aquellos señores y señoras que lo están pasando mal. Ánimo porque todos merecemos una segunda oportunidad, si hemos sido honrados. Que sí, que como reza el padrenuestro, debemos pagar nuestras deudas. Pero tranquilos, aguantemos el tirón, y sobre todo, aguantemos la salud, que en esta vida se está de paso, y son dos días mal contados. Que todo acabará y llegarán mejores momentos.</span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-40847397503134952792008-09-30T06:22:00.000-08:002008-09-30T06:24:20.944-08:00Aislado. Tercera Parte. Divagando.<div align="justify"><span style="font-family:verdana;">Si llueve, que no diga que llueva, los bajos de los pantalones se me mojan, igual que los pies, porque traspasa, las gotas, las viejas botas de campaña.<br />Los pies, por el frío, son un manojo inservible de alambres retorcidos y piel quebrada, que ahumean, como ese aliento que te sale de la boca, las mañanas gélidas.<br />Cada paso que das, si lo das, es como si te metieran un buen palo en el lomo, como a esos bueyes castrados, que arrastran con severa resignación el arado sobre la inerme tierra.<br />El tritón, que es el segundo, sabe peor que el primero. Y el viento, que todo lo puede, le arranca fugaces destellos. La mar, encrespada, y de fiero azul, abraza la barriga fría. Mientras, sus brazos, largos y sinuosos, como los de aquella prostituta de Balboa, acarician sugerentes la obra viva.<br />Al final, la jaculatoria, el acto extremo e íntimo. Miles de millones de infinitas gotas, salpicando el rostro quemado, ajado por el tiempo y las musarañas. </span></div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-35437182388418025302008-09-26T06:46:00.000-08:002008-09-26T06:47:58.874-08:00Aislado. Segunda Parte.Un rayo verde. Eso es. Un rayo verde, que sazonado de brillantes borlas, corona el horizonte. Y mientras el tritón se consume por el efecto del viento salino, que me azota la cara, me anega los bajos hasta los tobillos, y ciento y la madre que podría seguir relatando, un pajarillo verde lucha desesperado por alcanzar el espejo.<br />Por un instante, fugaz, desearía que mi brazo fuera de goma, elástico, y poder atraparlo con la mano, y dejarlo con suavidad, o levedad sobre la cubierta salpicada de orines de gaviota vieja.<br />Se lo merece, pensé, viendo como sus ganas de vivir eran más fuertes que sus debilidades. Se lo merece, volví a pensar, mientras escupía una brizna de tritón, que ahora el viento de proa arrancaba hacia la nada.<br />Y pensé, mientras se me hinchaban los adentros, que en lugar de ese pajarillo, podrían estar en esa maldita tesitura, todos esos milongueros que prostituyen sus cerebelos, si es que tienen… Y, tal vez, y sólo tal vez, tuve una erección, recreando sus caras de asilvestrados asnos, sudando la gota gorda y perdiendo los huevos por alcanzar el espejo.Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-22237245.post-61973049078172789622008-09-25T03:48:00.001-08:002008-09-25T03:52:31.049-08:00Aislado. Primera Parte<div align="justify">Estoy aislado del mundo exterior en una burbuja gris. Un gris metálico, nuevo y reluciente, pero, que como un muro de hormigón, me impide ver el horizonte de la actualidad.<br /><br />En compensación, salgo a cubierta y veo la mar. Hoy con un tono tristón, y encrespada golpeando con rebeldía el “fil de roa”. Esperaré fumándome un tritón, que me ha regalado una señora puta de las Marianas, a que en llegando la noche, vea la bóveda y me surjan los orgasmos ante tanta belleza.</div>Corsohttp://www.blogger.com/profile/16114705331023728477noreply@blogger.com1