Monday, May 29

Pesadillas breves pero intensas (shorts nightmares but intenses).

Pederasta: Hombre que comete pederastia.
Sinóminos: hijodelagranputa, cerdo bastardo.
Synonymus: (Bad english version) sonofthebigprostitute, bastard pig)

En esto que el maestro armero y yo habíamos arribado en las costas de Tailandia, cuando siendo jóvenes, éramos dotación del Juan Sebastián Elcano. Tailandia era un paraíso para dos muchachillos inexpertos y jóvenes como nosotros; y nos habríamos paso entre una multitud de hombres y mujeres que haciendo turismo deambulaban como nosotros por esas calles de Dios, o eso creíamos.

Cuando te encuentras con españoles en tierras ajenas te invaden una alegría sin igual. Y si la timidez te puede, lo único que puedes hacer es hablar en voz alta, con tu altivo español y tu acento sonoro y cantarín gallego para que te escuchen y se te queden mirando. Y así fue. Así fue como por una calle céntrica de aquella ciudad costera, concurrida de bares, tascas y comederos, amén de otros lugares, nos encontramos con un grupo de españoles.

Se acercaron al oírnos hablar y pronto comenzó una animada y festiva celebración, regada con frescas y frías cervezas y unas tapas extrañas y repletas de especias. Las cervezas que comenzaron siendo dos se convirtieron en cuatro y así sucesivamente en una etílica sucesión geométrica decreciente, hasta que la realidad y el onírico mundo borrachesco se confundieron en uno solo.

Son en momentos como esos, esos en los que se confunden la realidad con el mundo del alcohol cuando algunos se ofrecen a hacer confesiones, a dedicarse homenajes y a decirse lindezas en la cara; caras enrojecidas por el licor, el calor y la humedad. Y de esta manera, pasadas un par de horas, aquellos tipos, desorejados y borrachos hasta la médula comentaron el objetivo obsceno, enfermizo y malintencionado de su visita a aquellas tierras.

No es necesario que profundice en su determinativo fin. Les ahorraré detalles, así como descripciones que comenzaron a escupir por sus bocas.

El maestro armero y yo, borrachos como perros, nos miramos, como se miran dos lobos o zorros en un corral, al contemplar impertérritos tanta gallina. Nos armamos de valor y tomando lo primero que tuvimos a mano, palos, cascos de botella y demás objetos contundentes les dimos una memorable paliza. Toda la paliza que pudimos bajo los efluvios de las bebidas espirituosas hasta que fuimos detenidos por la policía local.

Luego llegaron las explicaciones, las negaciones y los lamentos. Luego llegó el arresto en el barco. Pero sobre todo, luego, en la cubierta de madera que tantas veces habíamos fregado, llegó el momento del orgullo, de hinchar el pecho como dos gallos de pelea, y pensar que por una vez, Maquiavelo, el jodido italiano, tenía razón, y el fin, o sea ajusticiar a aquellos cabrones malnacidos, había justificado el medio.

Nunca me he sentido orgulloso de pegar, levantar la mano o actuar contra ningún ser humano o ser viviente. Jamás, excepto aquel día. Y no me arrepiento.

1 comment:

Corso said...

¡Dios mío! Estoy avergonzado. He cometido una falta de ortografía imperdonable.
Donde dice: "nos habríamos paso"
Debe decir: "nos abríamos paso"

Lamento el error.

Un saludo

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